Reseñas de cómics: 'All Star Superman', de Grant Morrison y Frank Quitely

Mini-reseña sin spoilers: Esta vez me resulta imposible resumir mi opinión sin entrar en detalles, así que si aún no lo has leído y solo quieres leer esta parte de la reseña, solo puedo decir... No te lo pierdas. NOTA: 10/10

Reseña completa con spoilers:



Superman. El primer superhéroe, el más grande y poderoso. Y qué duros somos a veces con él. Le criticamos que es demasiado invulnerable como para empatizar con él. Que es un personaje plano. Que hoy en día lo de que se ponga gafas y no le reconozcan no se lo traga nadie. Decimos que es un personaje viejo. Pero es Superman. Tiene... Algo. Y este extraño cómic que, me temo, no sabré apreciar del todo hasta una segunda o tercera lectura, se dedica a ensalzar ese algo.

Antes de seguir, conviene aclarar de donde ha salido esta Obra Maestra (y lo es, pues como toda verdadera obra única que trasciende e impacta, a veces desconcierta y hace que uno se cuestione si le está gustando o no). All Star fue un intento de DC de captar nuevos seguidores haciendo que grandes autores, fuera de continuidad, creasen la historia "definitiva" (¿Ultimate qué?) de sus personajes insignia, obras auto-conclosivas donde se recogiese toda la mitología de estos iconos, toda su grandeza, con un toque fresco. Al parecer la idea no cuajó, pues ni siquiera llegaron a darle a Wonder Woman, el tercer emblema de la editorial, su All Star. Batman sí lo tuvo, claro, una incompleta obra de Frank Miller y Jim Lee de la que ya hablé (aquí) que, como esta, es extraña y cuesta apreciar, pero... No por los mismos motivos. La que nos ocupa, la del Hombre de Acero, desconcierta porque tiene, literalmente, de todo. Hablemos primero del punto de partida: Superman se está muriendo. Tras exponerse a su fuente de poder, nuestro sol, de forma extrema por culpa de Lex Luthor (como no), sus células están sobrecargadas y poco a poco lo van a consumir. Sin embargo, también es más poderoso e inteligente que nunca, cosa que aprovechará para realizar sus últimas proezas en favor de la humanidad. Así, a través de doce capítulos, Morrison recorre toda la mitología del personaje, mucho más rica y fascinante de lo que algunos imaginábamos. En cada capítulo, Superman vivirá una aventura distinta, y todas son muy diferentes entre sí. Algunas de ellas, como la protagonizada por Jimmy Olsen o esa en la que nuestro héroe escapa del Mundo Bizarro,  llegan a resultar delirantes y hasta absurdas, haciendo que me preguntase si este cómic era realmente bueno o una chorrada monumental. Pero entonces me dí cuenta: Esto no es solo un homenaje a Superman, sino también al cómic de superhéroes en general, a lo largo de toda su historia. ¿Y sabéis que? Los cómics de superhéroes son delirantes y absurdos. Resurrecciones imposibles, decenas de realidades alternativas, reinicios, viajes en el tiempo, infinitas razas alienígenas distintas... Siendo Superman el emblema indiscutible de este género, es lógico que estas aventuras definitivas tengan todo eso. Y a pesar de que uno puede tardar en entrar, una vez que se hace estas aventuras resultan fascinantes unas, divertidas otras, emotivas o emocionantes y épicas algunas otras (sobretodo el final). Además los personajes están pletóricos, especialmente nuestro Clark, Lois o Luthor. A este último llegamos a entenderlo, pues su opinión sobre Superman no resulta muy distinta de lo que comentaba más arriba acerca de muchos lectores. Todos somos un poco Lex cuando criticamos al Hombre de Acero.

Magnifica la relación entre Superman y Lois, pues llegamos a entender por completo que este dios este enamorado de ella, una chica "normal" (no lo es, ni mucho menos). Ojo a detalles tan brillantes como el hecho de que, tras revelarle él su identidad secreta... Ella no le crea. Lo cuál es una muestra de lo bien conseguida que está aquí la dualidad Clark/Superman. Realmente son dos personas distintas, y sin embargo dos facetas igualmente auténticas del mismo ser. Esta vez, no he tenido la sensación de que Superman se disfrace cuando es Clark, sino que revela una parte distinta de sí mismo. Gran parte de la culpa de que este aspecto esté tan cuidado es el soberbio dibujo de Quitely, que juega con el lenguaje corporal de Clark de forma magistral. Es cierto que no es un dibujo que conquiste a simple vista, pero, detallista y la vez bastante cartoon, consigue algo al alcance de muy pocos: Que no vea un dibujo de Superman, sino a Superman. Sensación similar me produce Greg Capullo con su Batman del nuevo Universo DC. No he visto viñetas más espectaculares que las de Jim Lee, pero conseguuir desaparecer para dejar paso al personaje... Aun no le he visto hacerlo.

Y poco más podría añadir. No sabía muy bien que opinaba de este cómic, pero lo he acabado, me he puesto a escribir, y de pronto lo he visto claro. Magnífico homenaje a un magnífico personaje. Los hay que me gustan más, pero Superman tiene algo, vaya que sí.