'Regreso al Futuro', de Robert Zemeckis. La mejor película de Viajes en el Tiempo

Nivel de spoilers: Alto

Estamos ante una de esas películas que parecen gustar al 99% de la población del universo. Una peli mítica. Una de esas cuya mejor descripción es "Tío, ¿¿NO HAS VISTO 'REGRESO AL FUTURO'??". 'Star Wars', 'Indiana Jones' y 'Regreso al Futuro'. El Tridente de trilogías ochenteras imprescindibles, aunque en este caso la original destaca por encima de sus secuelas con cierto margen. La cuestión es: ¿Merece semejante leyenda a su alrededor? Maldita sea, sí. Y es que estamos ante un film que consigue contagiarnos el desbordante entusiasmo de su director y nos hace disfrutar cada instante de esta comedia romántica narrada como una aventura de viajes en el tiempo. Para ver una y otra vez. Simplemente redonda.



Es arriesgado decir que una película es, como decía, redonda, que nada falla en ella, que todo funciona como un reloj, porque a todas las películas se le pueden sacar fallos. Pero al menos sí se puede afirmar que Zemeckis, cuando aún no se había obsesionado con usar de forma muy poco inteligente la captura de movimiento, hace que creamos que lo es. Era un director con una capacidad sorprendente para que nos metiésemos por completo en su película, tal era la ilusión con la que nos la narraba. El ejemplo más evidente es la estupenda '¿Quién engañó a Roger Rabbit?', un film en apariencia imposible de llevar a buen puerto.
Aquí, para conseguirlo, se apoya en un guion absolutamente brillante (co-escrito por él) en el que todo encaja, pues nada es casual, cada detalle que nos muestran será importante en algún momento. Esto es así desde el principio, pues en pocos minutos nuestro protagonista queda perfectamente perfilado y nos muestran la relación con sus padres, el punto clave de la cinta. Insisto, todo importa, y el torrente de información sobre ellos es constante. Y sin embargo, no parece que nos estén lanzando a la cara datos que debamos recordar. Lo mismo puede decirse cuando nos explican el asunto de los Viajes Temporales mientras se va construyendo de forma magnífica el instante en el que Marty retrocede 30 años en el tiempo. Está claro que Zemeckis comprende que para que un momentazo sea tal y desprenda Sentido de la Maravilla, la elaboración, la capacidad de crear anticipación en el espectador, lo que llamamos hype, lo es todo.

Antes de seguir, hay que pararse a hablar del dúo protagonista. Marty McFly es el héroe adolescente por excelencia, y la conexión con él es total. Y Marty es lo que es por Michael J. Fox. Su voz, sus gestos, son el 80% del personaje y lo convierten en icono.
En cuanto a "Doc" Brown, basta con decir que es un científico loco que todos querríamos de vecino. Un dibujo animado al que Christopher Lloyd consigue hacer creíble y sumamente entrañable.
La química entre ambos es extraordinaria.

Volviendo a la historia, cuando Marty llega a unos años 50 idealizados y caricaturescos, el film se convierte en una comedia romántica surrealista sobre un chaval intentando hacer que su madre se enamore de su padre y no de él mismo. Es ahora cuando hay que tener muy en cuenta lo que nos mostraron de los personajes en los primeros minutos de la cinta, pues Marty no solo descubre que tiene más en común con sus padres de lo que pensaba, si no que para lograr su objetivo, está mejorando, sin saberlo, la vida de George y Lorraine, evitando que él se convierta en un ser patético y haciendo que ella no se enamore por simple lástima. Tremendo como se desarrolla todo durante el baile, con una precisión milimétrica y disparando los nervios del espectador con esa famosa escena en la que Marty empieza a desaparecer. Debido a esto, el beso entre George y Lorraine es hasta épico.

Y aún no hemos visto nada. Y es que el clímax de la peli es de lo más emocionantes que he visto nunca, simplemente. Una progresión constante intentando el más difícil todavía. Que si el coche no arranca, que si el cable se desenchufa... El corazón nos va a mil y tenemos una enorme sonrisa en la cara. Pura aventura.

El final es la guinda del pastel. Se puede interpretar como un cliffhanger, pero las ganas de continuar que da al espectador no es por la necesidad de saber como seguirá la historia, si no porque necesitamos volver a escuchar el fantástico tema principal, subir al DeLorean y vivir más aventuras con Marty y Doc. Aunque ninguna de esas próximas aventuras (que comentaremos en breve) podrá alcanzar la perfección de esta, la mejor película de Viajes en el Tiempo.